En 2024, Electrolit se consolidó como una de las bebidas más populares en México, alcanzando ventas superiores a los 16 mil millones de pesos, según datos de la industria. Su posicionamiento como solución de hidratación rápida le ha permitido conquistar supermercados, tiendas de conveniencia y plataformas digitales, donde millones de consumidores la adquieren como parte de su rutina cotidiana.
Sin embargo, el auge de la marca ha despertado un debate sobre el marco regulatorio que le da ventajas fiscales frente a otras bebidas.
El debate por los beneficios fiscales
El punto más controvertido es que Electrolit está registrada como medicamento, lo que le permite quedar exenta del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y del IVA. De acuerdo con estimaciones, esta clasificación representó más de 12 mil millones de pesos en recaudación no percibida en los últimos cinco años.Es un caso atípico en el mercado, porque se vende como una bebida de consumo masivo, pero goza de beneficios propios de un insumo médico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la relación molar sodio-glucosa en soluciones de rehidratación oral sea de 1:1. No obstante, Electrolit maneja una proporción de 1:7, lo que multiplica por siete la cantidad de glucosa sugerida. Especialistas señalan que este ajuste responde a un objetivo comercial: mejorar el sabor y asegurar mayor aceptación entre consumidores. El punto crítico, afirman, es el impacto en la salud cuando se ingiere sin supervisión médica o fuera de un contexto de deshidratación.
Expansión internacional y percepción social
Pese a su estatus oficial como medicamento, Electrolit se vende libremente sin receta y no porta sellos de advertencia nutricional, lo que refuerza la idea de ser un producto “seguro”. Esta percepción ha impulsado un consumo masivo que rebasa con creces su uso médico original.
En paralelo, la empresa destina alrededor de 400 millones de dólares a la construcción de plantas en Estados Unidos, con el objetivo de atender la creciente demanda en ese país. Para algunos especialistas, este paso refleja la consolidación global de la marca, aunque también abre interrogantes sobre si parte de esa inversión debió quedarse en México, sobre todo considerando los beneficios fiscales que ha recibido.
Electrolit se encuentra así en el centro de la conversación pública: entre su éxito comercial como bebida funcional y el escrutinio por un modelo de negocio que mezcla regulación médica, consumo masivo y expansión internacional.
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