Actualmente, luego de los efectos de la pandemia, en México poco a poco empieza a estabilizarse la economía y el clima de negocios, sobre todo por la llegada de inversiones extranjeras impulsadas por el “nearshoring”, así como a la estabilidad de nuestra moneda durante los últimos meses, la cual le ha valido el mote de Superpeso. Esto ha generado cuestionamientos en el entorno de negocios mexicano, en donde se esperaría que los empresarios nacionales como María Asunción Aramburuzabala Larregui tomaran un rol mucho más activo.
Por ejemplo, su fortuna tiene como principal origen la venta de Grupo Modelo, la cual heredó de su padre, pero que rápidamente vendió a la empresa a la cervecera belga Anheuser-Busch InBev a través de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) en 2013, que fue calificada como una de las mayores transacciones exentas de impuestos en la Bolsa.
Pero, la verdadera razón por la cual María Asunción Aramburuzabala no estaría muy interesada en hacer negocios en México, a pesar del Superpeso y otros factores, yace en su frágil relación con el Gobierno Federal.
Toda vez que, a pesar de que al inicio del sexenio se le vio cercana al presidente, posteriormente se supo que había tenido desacuerdos por los montos que se le adeudaban de administraciones pasadas.
De modo que, en aquel entonces, el hecho de que no le renovarán contratos con sus empresas, así como los efectos negativos de la pandemia, provocaron que la empresaria anunciara que llevaría sus negocios a otras latitudes como Estados Unidos y Europa.
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