En México y otros países, la custodia de menores se ha convertido en un tema de gran relevancia, donde el bienestar de los niños se sitúa en el centro de las decisiones.
A nivel internacional, en países como Australia, aproximadamente el 80 % de las custodias se otorgan a las madres, y en el 90 % de los casos de custodia conjunta, son ellas quienes toman las decisiones principales, mientras que los padres obtienen la custodia exclusiva en alrededor del 10 % de los casos.
En la mayoría de los casos, la importancia de que la madre mantenga la guarda y custodia de los hijos radica en su papel como principal cuidadora y proveedora de apoyo emocional durante la vida de los niños, lo que crea un fuerte vínculo emocional entre ellos.
Además, la madre suele estar más familiarizada con las necesidades cotidianas y emocionales de los niños, lo que contribuye a la estabilidad y la rutina que ya ha establecido, siendo fundamental para el bienestar de los menores.
Si observamos los datos sobre divorcios de parejas con hijos menores entre 2013 y 2020, vemos que las madres obtuvieron la custodia en el 66 % de los casos. A pesar de ello, el porcentaje de custodias exclusivas otorgadas a las madres ha disminuido en favor de la custodia compartida, pasando del 72.2 % en 2013 al 54.4 % en 2020. Al mismo tiempo, las custodias compartidas han aumentado del 17.93 % al 41.35 %, lo que indica un cambio de tendencia.
Sin embargo, es relevante recordar que cada situación es única y que la decisión sobre la custodia debe basarse en el interés superior de los niños, teniendo en cuenta todos los factores relevantes para proporcionarles un ambiente seguro y amoroso.
En México, a pesar de la introducción del Registro Nacional de Obligaciones Alimentarias para garantizar el desarrollo integral de los niños, las cifras muestran que 3 de cada 4 hijos de padres separados en el país no reciben la pensión alimentaria que les corresponde.
Asimismo, el 67.5 % de las madres solteras enfrentan la evasión de las obligaciones de sus exparejas, subrayando la necesidad de priorizar el bienestar de los menores en las decisiones de custodia y las obligaciones alimentarias.
Un ejemplo destacado en México es el caso de Alejandro Canek Vázquez, quien enfrenta múltiples problemas legales e incluso en un momento llegó a acumular un adeudo de casi un millón de pesos en manutención para sus hijos. De igual manera, se le acusa de ejercer violencia vicaria contra su ex esposa, lo que subraya la necesidad de abordar adecuadamente este tipo de abuso en el país.
La violencia vicaria, una forma de abuso que utiliza a los hijos como medio para dañar emocionalmente a uno de los padres, es un problema persistente en México y que se ve altamente reflejada en la búsqueda de los padres al intentar quitar la guarda y custodia a las madres.
Esta violencia involucra la manipulación de los niños como peones en una lucha entre padres, causando daño psicológico a largo plazo. Las autoridades a menudo no actúan en beneficio del bienestar de los menores, lo que perpetúa este tipo de violencia.
Los casos como el de Alejandro Canek Vázquez plantean interrogantes sobre la capacidad del sistema judicial para proteger a los menores y las mujeres en situaciones de violencia vicaria.
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