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El proyecto de reforma propuesto por el Gobierno de Emmanuel Macron ha causado un fuerte rechazo entre la oposición, la Asamblea y la opinión pública. En medio de toda la polémica está intentando ser aprobada por el Senado.
Sólo un tercio de los franceses está de acuerdo con esta reforma.
El Gobierno del presidente Macron defiende su propuesta argumentando que se «garantizará un sistema de jubilación óptimo y equilibrado». Además, buscan un consenso en ya que no la quieren imponer mediante un decreto.
¿Se podrá conseguir el consenso, ¿el Senado lo va a aprobar?, ¿Macron tendrá que negociar con los sindicatos?
«El Gobierno insiste en que la reforma es absolutamente necesaria, pero sacarla adelante no será fácil».
El plan pretende aumentar la edad mínima de jubilación, de 62 a 64 años para 2023 y a partir de 2027 exigirán haber trabajado 43 años para tener derecho a una pensión completa.
La reforma pensional de Macron busca garantizar una pensión más temprana a quienes empezaron a trabajar antes y mantendría algunos fondos especiales, suprimiendo otros. El plan también incluye aumentar la pensión mínima en unos 100 euros, que llegaría hasta unos 1,200 euros al mes.
Este proyecto está sustentando en un informe de una comisión de expertos, que explica que el gasto en pensiones en 2032 equivaldría al 14.7 por ciento del producto interno bruto y ya no al 13.8 por ciento, como ocurre actualmente.
Para muchos economistas sí es acertado aumentar la edad mínima de jubilación.
«Esta reforma es necesaria también porque necesitamos más trabajadores para estimular el crecimiento económico. En Francia, la tasa de empleo de los mayores es relativamente baja en comparación con otros países. Aumentar la edad mínima de jubilación la incrementaría automáticamente», explica el economista Philippe Crevel.
Sin embargo, hay muchos detractores que piensan que la reforma está siendo impulsada por otras razones.
«El Gobierno sólo quiere equilibrar su presupuesto porque ha dado ventajas fiscales a las empresas; quieren desmontar nuestro sistema social pieza a pieza».
Danièle Linhart, socióloga especializada en temas laborales, explica que esto tiene que ver, específicamente, con un tema de identidad.
«Se trata de en qué tipo de sociedad queremos vivir: una orientada al mercado, donde impera la ley del más fuerte, o una que amortigua las desigualdades».
Para los franceses «el trabajo es un símbolo de la lucha de clases. La gente luchó durante mucho tiempo por el derecho a jubilarse a cierta edad«. Es por eso que los franceses no están dispuestos, según la experta, a renunciar a ese derecho.
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